lunes, 1 de octubre de 2012

Autodescubrimiento


Televisión encendida sin sonido, música puesta, libros sobre la cama, cuaderno en mis rodillas tomando notas. Con dicha estampa, cualquiera pensaría que mi cerebro estaba lo suficiente saturado de actividad como para no dar lugar a recuerdos, pues no. Solo hizo falta una décima de segundo, para que, supongo que impulsada por mi hiperactividad, me acordase de como una vez se lo conté. Como confesé a un completo desconocido que era incapaz de concentrarme en una sola cosa, y que precisamente por eso casi siempre se me quedaba todo a medias. Y es importante puntualizar que a medias no significaba sin terminar, solo sin ser perfecto. Recuerdo como me miró con cara de sorpresa, se rió, e intento comprenderlo. Seguramente en ese momento lo único que el quería era conseguir decir lo suficiente para llevarme a la cama, pero ahora, con el tiempo ya pasado, entiendo que fue una conversación que me marcó, porque ahí estaba yo, de repente pensando en esa pregunta estúpida: "¿Y eso que seria uno de los tres defectos o de las virtudes?". Para cualquiera no es nada trascendental, les resulta fácil discriminar seis aspectos de su personalidad para decir que es lo mejor y lo peor que tienen. Para mí fue la excusa suficiente para convencerme de que ni siquiera yo me conocía.
No lo había vuelto a pensar desde entonces, pero supongo que la escena jugó con mi mente y provocó que lo pensara.
Nunca conseguí responderle convencida, al igual que con el resto de mi vida, era incapaz de ser tan pretenciosa de solo separar tres y tres.
Una canción favorita: No tengo, me gustan muchas, sería un autentico esfuerzo y seguro que me equivocaría, si solo eligiera una. Depende del momento, del lugar, de mi estado de ánimo.
Un color favorito: Me encuentro en la misma situación. Creía que era el morado, pero recapacitando, me va mas el rojo, incluso siempre tiro del negro.
Película: Esta respuesta pensaba que la tenía clara, hasta que intente volver a verla y no conseguí terminarla porque me aburrió como una ostra, y no porque la haya visto mil veces.
Y ya para que decir intentarlo con un libro o cualquier otra cosa...supongo que ese en mi primer defecto: SOY UNA INCOMPETENTE A LA HORA DE INCLINARME SOLO POR UNA/UNO. Siempre aparece algo al tiempo que me gusta más, que me sienta mejor o simplemente que me atrae.
Y aquí viene lo terrible, creo que me ocurre lo mismo con las personas.
Ahí estaba yo, con mi cuaderno en las rodillas, el boli en la boca, cuando empecé a escribir sin pensar. Escritura automático lo llaman. Consiste en que tu cerebro hace que plasmes en palabras ideas que flotan por tu cabeza, y que tal vez ni habías descubierto. Necesitaba averiguar porqué me pasaba eso, porqué nunca elegía, y ahí apareció. Estaba en mayúsculas, más oscura que las demás. MIEDO.
Porque si eliges pueden decepcionarte, puedes equivocarte y pueden hacerte daño.
Odio equivocarme, cualquiera que me conoce sabe que no lo aguanto, al igual que me destroza perder. Nunca había entendido eso de " lo importante es jugar o participar", mi mentalidad era que las cosas se hacen para ganar y de ahí que en lo que se refiere a mis sentimientos...jamás juegue. Nunca me arriesgo, solo me dejo llevar a ver hasta donde lleva. No hay cartas sobre la mesa, ni órdagos...solo espero a que el otro termine la partida, y ahí descubro quien ha ganado.
Hoy, la he comprendido. Digamos que he tenido una iluminación. En algunas ocasiones, hay que disfrutar de lo que esta pasando, no pensar en cual será el final, porque aunque acabes perdiendo, habrás ganado ese tiempo. Es más, es posible, que no haya perdedor, o que aunque lo seas tú, en el fondo has disfrutado mucho más.
Me escondo en que soy buena leyendo a la gente para nunca preguntar aquello, que la respuesta puede no gustarme. El problema de leer entre líneas es que acabas viendo solo lo que quieres ver, nunca das opción a que alguien te haga cambiar de opinión y mucho menos demostrarte QUE TE HAS EQUIVOCADO.
"Nunca te mojas" es otra de las frases que me dedico un poco más adelante, cuando seguramente el tenía más claro que yo cada uno de los defectos que no pude decirle y que poco a poco iré descubriendo, para la próxima vez, estar preparada para ganar.

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