lunes, 1 de octubre de 2012

Agua pasada


No se puede decir que me encontrará sorprendida por como habían sucedido las cosas esa noche.
El que nos encontráramos en el lugar de siempre sin apenas mirarnos, que prestásemos atención a cualquiera que estuviera cerca y que nuestro mayor acercamiento fuera una sonrisa fugaz tras un encontronazo visual aún más fugaz, no era ninguna novedad.
Si recapacitaba sobre el curso que había tomado nuestra...no sabría como calificarlo...llamémoslo interacción (para no llevar a la confusión de que existe una relación que nunca ha llegado a nacer), no era extraño que acabásemos así.
Ya no había excursiones a nuestro espacio secreto, ni sutiles caricias al paso, ni siquiera las sonrisas que indicaban que nos veríamos después, toda esa complicidad era agua pasada.
Negar que sentía cierta nostalgia al recordar esos momentos sería mentir, y no tengo esa mala costumbre, al menos no cuando intentaba poner en claro mis ideas.
Es confuso cuando intentas descubrir en que momento has creado una rutina tan insana. Y no sería justo culparle a él de como habían acontecido nuestras reacciones. Nunca me he caracterizado por ser alguien excesivamente atenta ni cariñosa cuando estoy conociendo a alguien. No quiero decir que sea distante, ni mucho menos, incluso pecaría de ser demasiado cercana muy rápido. Pero la realidad, es que mantener mi rol de chica dura, auto suficiente y que pasa de todo puede llevarme a situaciones como en la que me hallaba ahora mismo. Un pasillo con dos puertas; una en la que empezaba a mostrarme sin miedo a sentirme estúpida y dar la oportunidad de que me conociera de verdad y esperar que me dejará descubrirle, o la otra, donde yo seguía siendo la que hasta entonces y dejábamos que se apagará lo poco que quedaba.
No voy a mentir, una de las opciones se me antoja bastante más fácil que la otra...Pero nunca he sido de las que les gusta la simpleza.
Me fastidia admitir que hay algo que me intriga, y como buena curiosa no me gusta quedarme con la duda. Sé que hay potencial en él. No en lo que se refiere a la intimidad, porque eso ya me da igual. Sé que en el fondo es alguien que puede aportar algo a mi vida, un amigo que conservar. Solo tengo que conseguir que encuentre el camino para llegar hasta mí.


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