miércoles, 5 de marzo de 2014

El Amor ¿Un bien fungible?

Abrir la puerta de mi casa era todo un placer, después de un día intenso de trabajo y obligaciones varias, solo podía fantasear con el sofá. Me preparé una tortilla francesa y puse la tele. Me encantaba mi independencia, no dar explicaciones...aunque no podía negar que echaba de menos algo de compañía, recordar con ligera nostalgia que me esperasen en casa con un beso.
En ese momento recordé un capitulo de Sexo en Nueva York, en la escena discutían sobre cuantos amores puede vivir una mujer a lo largo de su vida. Y por unos segundos, sentí cierta angustia... ¿Existirá un número cerrado de veces que te puedes enamorar? ¿Un amor de tu vida, dos, tres...? ¿La capacidad de enamorarte se acaba agotando?.
En realidad, tiene bastante sentido pensar que todos tememos que, de verdad, exista un límite. Que llegues a tu tope sentir la ilusión, las angustias...la multitud de sensaciones que inspiran el hecho de enamorarte. Solo hay que observar la conducta que tiene la mayoría de la gente cuando termina una relación. Solemos quitarle importancia, sobre todo si ha durado poco. Nos convencemos, y mostramos a los demás, que no hemos estado enamorados, que ha sido un capricho, una aventura, un embobamiento...nunca lo suficiente importante para considerarlo un amor. 
Y no digo que todas las relaciones que emprendamos lleven aparejadas el amor, pero me resulta curioso la capacidad que tenemos para subestimar aquellas historias que no acaban de cuajar, y en el fondo creo que es guiado por el miedo a estar desaprovechando los cartuchos de amor que tenemos disponibles.
Tememos que si nos enamoramos muchas veces un día se agote la posibilidad de volvernos a enamorar. Como si el amor fuera algo cuantitativo y consumible. Porque ¿Qué pasaría si me he enamorado de fulano, y de mengano y no ha salido bien? ¿Ya no me voy a enamorar nunca más?
También la existencia de estas dudas se demuestran en lo que tardamos en admitir, a nosotros mismos o a los demás, que nos hemos enamorado de alguien. Utilizamos una infinidad de sinónimos para no utilizar la palabra de cuatro letras, como si nos convirtiese en seres débiles y vulnerables el hecho de que nuestro corazón haya decidido aceptar que alguien entre.
Una vez más, me niego a potenciar el miedo a nada. Asustarse del amor me parece una aberración, al igual que me lo parece creer que existe un número limitado de enamoramientos por persona. Lo que hay que saber diferenciar es las diversas maneras de vivir el amor en cada ocasión. Quiero decir, que claro que te puedes enamorar mil y una veces, y toda y cada una de ellas de maneras diferentes. Pensar que no estás enamorado porque lo comparas con un noviazgo anterior, más serio y formal, pero totalmente distinto al que vives, es una absoluta bobada.
Cada amor, surge, evoluciona y desaparece de maneras diferentes.
Los hay que se cocinan a fuego lento, con el tiempo, con pequeños detalles, con entrega día a día hasta que llega el momento en que te das cuenta que una amistad se ha transformado en algo más intenso.
O el amor a primera vista, (Si, se que parece un tópico pero yo creo) ese que aparece en unas décimas de segundos, horas o días, convirtiendo a alguien a quien acabas de conocer en el centro de tu vida.
¿Por qué motivo tengo que pensar que uno es más valioso o profundo que el otro? Otra cuestión es como tengas que conservarlo, o cuidarlo, que ahí casi siempre se cumplen las mismas condiciones, respeto, dedicación, atención...
El amor hay que disfrutarlo, saborearlo, exprimirlo y vivirlo de todas las formas que la vida te de la oportunidad de hacerlo. Romántico, salvaje, duradero, fugaz, intenso, adulto... que más da. Lo importante en sentirlo todas las veces que puedas y aprender de ellas.
Consejo de hoy: SALIR, ENAMORAROS, VIVIR!!! Y si se termina, si no es para siempre, pensar que la vida es generosa y os concede la ocasión de hacerlo de nuevo y con un poco de suerte, diferente y más divertido.


3 comentarios:

  1. La persona que crea que el amor se agota es que no ha vivido lo suficiente o no ha creído en su misma lo suficiente. Creo que todo es amor pero el grado con cada pareja es diferente :-)

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  2. Pero cuando piensas en las abuelitas/abuelitos que se quedan viudos, y ya no vuelven a emparejarse, te planteas si existe una edad tope. Yo soy una enamorada del amor, el mio, el de otros...jajaja

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  3. jejeje!! Pero no es que se queden solas porque sí, y no todos. Como he dicho, el grado para con cada personas diferente y hay que tener en cuenta que hay que poner esfuerzo en ello. Tal vez una persona mayor no tenga fuerzas/ganas/tiempo, es cuestión de preguntarle. Lo malo de preguntarse esto es que te preguntas otras miles de cosas referente a todo tipo de temas y asuntos, lo que hace que pienses más en el futuro (inexistente) que en el presente (razón de vivir y disfrutar) :-P

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